En las últimas décadas, el Perú ha logrado avances significativos en la inclusión política de grupos históricamente excluidos como las mujeres y los jóvenes. Sin embargo, a pesar de estos progresos, ambos colectivos siguen estando subrepresentados en los espacios de poder y toma de decisiones. Es necesario redoblar esfuerzos para garantizar su participación equitativa y así enriquecer nuestra democracia.
Si bien en las últimas elecciones se ha incrementado levemente la proporción de mujeres y jóvenes que acceden a cargos públicos, su presencia sigue siendo minoritaria. Por ejemplo, en el Congreso actual solo el 28% de los escaños están ocupados por mujeres. Del mismo modo, menos del 15% de los alcaldes provinciales y distritales son menores de 35 años. Claramente, hay barreras estructurales que impiden una representación justa.
Entre los obstáculos que enfrentan las mujeres destacan los roles de género tradicionales, la falta de financiamiento para sus campañas y, en algunos casos, el acoso político. Los jóvenes, por su parte, deben superar la desconfianza sobre su experiencia y capacidad para gobernar. Ambos grupos sufren de falta de apoyo mediático y partidario. Pero es posible revertir esta situación.
Un paso clave es promover una mayor participación de mujeres y jóvenes al interior de los partidos políticos, garantizando su presencia en puestos directivos y como candidatos a cargos de elección popular. Asimismo, se requiere mayor capacitación política de calidad dirigida a ambos colectivos, para potenciar sus habilidades de liderazgo y comunicación.
Otra medida urgente es establecer cuotas obligatorias de género y edad para conformar las listas de candidatos. Si bien actualmente existen cuotas mínimas para mujeres, éstas son insuficientes y no se cumplen cabalmente. Es necesario elevar la cuota femenina al 50% e incorporar un porcentaje obligatorio para jóvenes, digamos 20%, para asegurar una integración equilibrada.
También es clave visibilizar a más líderes políticos mujeres y jóvenes, para contrarrestar estereotipos negativos y servir de modelos positivos. Aquí, los medios de comunicación juegan un rol fundamental. Deben dar mayor cobertura a las propuestas e iniciativas de estos grupos, presentándolos como alternativas viables.
Asimismo, es importante promover el debate público y la reflexión sobre la importancia de la paridad e inclusión generacional en política. La población debe tomar conciencia sobre los aportes únicos que las mujeres y los jóvenes pueden brindar con sus perspectivas y experiencias diversas.
Como mujer y joven de la región Loreto, puedo dar fe del gran talento y las capacidades de liderazgo existentes en ambos grupos. Conozco de primera mano las barreras que enfrentamos, pero también la fuerza de voluntad para superarlas y luchar por nuestros ideales. Estoy convencida que, con las condiciones adecuadas, podemos contribuir enormemente al desarrollo del país.
Nuestra democracia se fortalece cuando cada sector de la población está representado. Las mujeres aportan visiones integrales sobre temas clave como la reducción de la pobreza, los derechos humanos y el cuidado ambiental. Los jóvenes traen innovación, entusiasmo y compromiso con el cambio.
Juntos podemos construir un mejor futuro, más inclusivo, justo y sostenible. Pero para ello, es urgente garantizar nuestra participación real en las estructuras de poder. El Perú nos necesita y estamos listos para servir. Ábranos las puertas.
Anita Zegarra, orgullosamente loretana