Bicentenario: momento para celebrar y reflexionar

Bicentenario: momento para celebrar y reflexionar

Este 28 de julio conmemoramos un hito fundamental en nuestra historia patria: el bicentenario de la independencia del Perú. Han transcurrido 200 años desde aquel histórico día en que el general José de San Martín proclamó solemnemente nuestra emancipación del dominio colonial español. Sin duda, este es un momento propicio para celebrar como nación los logros alcanzados y honrar la memoria de los héroes que lucharon por nuestra libertad.

Sin embargo, debemos tener presente que la lucha por la justicia social, la igualdad de oportunidades y el bienestar integral para todos los peruanos está aún lejos de culminar. La independencia fue solo el primer paso en este largo camino. Doscientos años después, enfrentamos enormes brechas de desigualdad, exclusión y pobreza que nos avergüenzan como sociedad y que urge superar para hacer realidad los ideales que inspiraron a nuestros próceres independentistas.

Sostengo que el bicentenario es una ocasión propicia para reflexionar profundamente sobre nuestro pasado, celebrar con orgullo los logros alcanzados y, a la vez, asumir con valentía y decisión los grandes desafíos que tenemos como sociedad para cumplir cabalmente los ideales de justicia, igualdad y progreso que motivaron la gesta independentista de 1821.

Si bien la independencia política sentó las bases de nuestra existencia como nación soberana, la verdadera independencia solo se alcanza cuando cada ciudadano puede ejercer plenamente sus derechos, desarrollar su potencial y vivir con dignidad y justicia social. En ese sentido, es evidente que como país aún tenemos una larga tarea pendiente. Los altos niveles de desigualdad, la persistencia de la pobreza y la exclusión que afectan a importantes sectores de nuestra sociedad constituyen el principal reto que debemos encarar para hacer realidad los ideales que inspiraron a nuestros próceres.

Por último, nuestro país cuenta con una población multiétnica y pluricultural extraordinariamente rica. Esa diversidad, lejos de dividirnos, debe ser considerada como una fortaleza que nos une y una ventaja para construir una sociedad más justa e integrada. Un país próspero y equitativo solo puede edificarse sobre la base del respeto a la pluralidad, el diálogo intercultural y la inclusión social. Nuestra meta debe ser integrar la gran diversidad del país en una nación unida.

Soy consciente que algunas personas podrían argumentar que la celebración del bicentenario es simplemente una festividad protocolar o un motivo para el discurso político, sin mayor trascendencia. Sin embargo, considero que esta es una visión limitada y que debemos aprovechar este momento histórico para realizar una profunda reflexión sobre nuestra condición como nación, asumiendo una actitud autocrítica y propositiva. Los retos que aún tenemos como sociedad exigen de nosotros ese ejercicio reflexivo.

Para ilustrar la magnitud de los desafíos señalados, basta citar algunos datos estadísticos reveladores. Según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), al 2021 el 20% de la población peruana se encuentra en situación de pobreza monetaria, alcanzando los 6 millones 700 mil peruanos que luchan diariamente por satisfacer sus necesidades más elementales. Asimismo, el coeficiente de Gini, que mide la desigualdad de ingresos, se ubicó en 0.38 en el 2020, uno de los más elevados de la región. Las brechas urbano-rurales y la inequidad intergeneracional son otras caras de este grave problema que nos aqueja.

Como peruana, me duele profundamente ser testigo de las carencias y limitaciones que enfrentan muchos de mis compatriotas, sobre todo en las zonas rurales y entre los pueblos indígenas. Me indigna ver que a 200 años de nuestra independencia, la desigualdad y la exclusión se mantienen vigentes, generación tras generación. Sé que erradicar estos problemas estructurales no es tarea fácil, pero tengo fe de que si permanecemos unidos como sociedad y nos trazamos metas claras, con decisión política y participación activa de todos los peruanos, es posible avanzar hacia un país más próspero e inclusivo. No debemos renunciar a ese ideal.

En conclusión, este bicentenario debe motivarnos para cerrar las brechas sociales que nos avergüenzan como nación y cumplir cabalmente los sueños de igualdad, dignidad y progreso para todos que impulsaron a nuestros héroes independentistas hace 200 años. Tengamos la grandeza de mirar el pasado con orgullo, celebrar el presente con júbilo y, sobre todo, abrazar el futuro con valentía y decisión para hacer del Perú la nación justa, equitativa y solidaria que merecemos y podemos llegar a ser. ¡El Perú nos necesita a todos!

Hoy más que nunca, peruanos y peruanas, es tiempo de trabajar activamente, cada uno desde su espacio, por construir un país más inclusivo y con igualdad de oportunidades para todos. Sigamos adelante con esperanza, optimismo y fe en nuestro futuro. La tarea no es sencilla, pero unidos lo lograremos. ¡Viva el Perú!

Anita Zegarra, orgullosamente loretana

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